Aquellas personas que se lanzan al complicado pero apasionado camino del emprendimiento suelen hacerlo preocupadas por todos los gastos a los que se van a enfrentar.
Y es que, antes de que un proyecto genere beneficios, habrá muchas facturas de las que hacerse cargo. Pocas empresas son rentables durante la fase de arranque; y hasta que alcanzan la fase de consolidación (en la que se recupera la inversión inicial y se empiezan a generar beneficios) puede pasar mucho tiempo, incluso varios años, según la tipología de negocio.
Por tanto, muchos emprendedores y emprendedoras optan por intentar reducir los gastos al máximo, evitando el alquiler de una oficina y trabajando -al menos en un principio- desde casa. Esta fórmula tiene una ventaja importante: la eliminación de un gasto que suele ser considerable. Pero tiene también algunos inconvenientes, sobre todo en lo que tiene que ver con la percepción de la empresa que pueden tener posibles clientes, inversores o socios comerciales.
La ventaja de comenzar una aventura empresarial desde casa es clara: el ahorro. No obstante, esta fórmula puede causar algunos problemas a la hora de relacionarse con clientes, potenciales clientes o inversores porque puede transmitir una imagen poco profesional.
Por otro lado, el domicilio social de una empresa es de dominio público, y muchos emprendedores prefieren no usar para este fin su dirección particular.
Una solución intermedia, que puede ser de utilidad para empresas en fase semilla o empresas que operan únicamente por internet es la oficina virtual. Esta modalidad de oficina combina las ventajas de trabajar desde casa con las ventajas de tener una oficina con una dirección diferente a la del hogar.
Una oficina virtual es un conjunto de servicios virtuales que se asimilan a los servicios se pueden disfrutar en una oficina física. De hecho, también se obtiene una dirección física en la que se puede domiciliar la empresa.
La dirección de la oficina virtual funciona (y es) una dirección real, a la que se puede enviar correspondencia y paquetería, que será gestionada confidencialmente.
También se puede obtener un número de teléfono único, un buzón de mensajes y un servicio de atención personalizada de llamadas. Así, se evita dar un teléfono personal o tener que estar todo el día pendiente de él y se consigue que las llamadas sean atendidas por un profesional, en función de las indicaciones o protocolos que se quieran establecer desde la empresa.
Es decir, se continúa trabajando desde casa pero dando una imagen más formal: con una empresa domiciliada en una buena ubicación, donde se recibe el correo postal y las llamadas de trabajo, trazando así una barrera que separe el ámbito profesional y el personal.
Si quieres crees que esta es una buena solución mientras haces que tu negocio despegue, contáctanos y nuestros profesionales te facilitarán toda la información que necesitas para crear tu oficina virtual en cualquiera de nuestros centros, ubicados en las mejores zonas de Madrid, Barcelona, Valencia o Málaga.
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